martes, 6 de mayo de 2008

En la variedad está el gusto



Comenzar diciendo que la concepción del sexo en nuestros tiempos poco o nada tiene que ver con los tiempos de nuestros padres sería escribir en balde. Esta es una realidad que a nadie escapa y que es fruto de la evolución de la sociedad y de los propios modelos sociales. Pero para ceñirnos a la temática del blog, me centraré en la evolución (o revolución) sexual propiamente dicha.

En tiempos pretéritos, el sexo era concebido como acto de procreación; más allá del disfrute en pareja era una mera cuestión reproductiva. Fuera de este contexto reproductor la práctica se consideraba, incluso, como pecaminosa. Pero con el paso de las generaciones y el “aperturismo mental”, el sexo se ha convertido en algo sano y natural, intrínseco a nuestra naturaleza humana que nos permite disfrutar del amor hecho placer junto a nuestra pareja o simplemente nos proporciona un tiempo agradable y divertido.

A la vera de esta nueva idea del sexo han surgido múltiples negocios (tal y como analicé en mi anterior post) pero posiblemente uno de los más curiosos es aquél que se da en torno a los establecimientos conocidos como “sex-shops”. El negocio de estas tiendas radica en la comercialización de diversos elementos puestos al servicio del sexo y del placer. Elementos que pueden convertirlo en una práctica más divertida y excitante.

En sus comienzos, fueron lugares casi vetados para el público femenino. El hombre accedía a ellos para consumir pornografía y artículos relacionados con ella. Pero en los últimos años el negocio ha dado un giro para ofrecer artículos más finos, artículos para disfrutar en pareja y que atraigan tanto a hombres como a mujeres. De hecho, en la red hay sex-shops enfocados al público femenino casi en exclusiva. Así pues, en los sex-shop de hoy en día se puede encontrar vino, afrodisíacos varios, lencería, preservativos, lubricantes y surtidos juguetes sexuales que en mayor o menor medida todo el mundo conoce. Ya no es el típico local andrajoso de dudosa actividad. En Zaragoza es conocida "La Condonería".

En conclusión; la imaginación y la “pequeña” ayuda que puedan brindar estos artículos puede potenciar exponencialmente el disfrute del amor en pareja además de aportar un toque innovador, divertido y diferente.

Eduardo L.

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